Un Feminismo Descolonial
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El colonialismo no se acabó con la descolonización. La jerarquía racial es la muestra más clara de la pervivencia de las estructuras de dominio y explotación de la colonia: la existencia de cuerpos y vidas desechables, la normalización del sufrimiento, el agotamiento físico y la muerte de aquell*s racializad*s como no blanc*s.
Las feministas descoloniales estudian cómo el complejo racismo / sexismo / etnicismo impregna todas las relaciones de dominación. Pero no se limitan al espacio-tiempo del mando europeo: la historia del mundo es la historia de las luchas que han revolucionado el orden del mundo colonial. Las experiencias internacionalistas de las fuerzas anticoloniales y los intercambios Sur-Sur han sido cruciales para difundir los sueños de liberación. Estas relecturas son esenciales para estimular la imaginación de los feminismos descoloniales.
El objetivo de las feministas descoloniales no es mejorar el sistema existente sino pelear contra todas las formas de opresión: justicia para las mujeres significa justicia para todas y todos. Y esto será imposible si los feminismos no denuncian la explotación poscolonial de l*s racializad*s como no blanc*s, tanto en la periferia como en Europa. Lo que Vergès denomina «feminismo civilizatorio» se dedica a clamar contra la opresión patriarcal sobre las musulmanas (con el velo como su máximo exponente) pero no apoya con el mismo ahínco sus revueltas en el Rif o en las huelgas de limpieza de París.
Precisamente, las feministas descoloniales han señalado la centralidad de los trabajos de limpieza y de cuidados en las actuales configuraciones del capitalismo racial y del feminismo civilizatorio. Las luchas de estas mujeres son una tarea prioritaria y deben estar en el corazón de la agenda feminista global.