Vivir de a dos
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Ser pareja de alguien entraña un compromiso, aunque no vivan juntos; incluso desde el momento
en que deciden lo de «ser pareja» {que es cuando se empieza a complicar todo}. No se puede «ser pareja» impunemente. Tendrás que hacer cosas que no tenías que hacer cuando estabas solo {y quizás no te gusten}; tendrás que comprometerte con ciertas reglas básicas de convivencia, tácitas o largamente habladas; tendrás que acomodar tu vida de un modo muy distinto por el hecho de compartirla con alguien.
No es una tarea fácil, y a veces esto termina con la relación misma {el riesgo no es pequeño… de ahí lo
de aberración}. Pero quienes se percaten de las ventajas de tener una pareja, preferirán disfrutar así sus
vidas y, si lo sobreviven, se divertirán en el proceso.