La escritura de las mujeres, el rol que han jugado en la literatura universal, el lugar que han venido ocupando, y que el orden social patriarcal les ha permitido, es uno de los aspectos que le dan razón a la existencia de nuestra librería: El Telar de las Palabras.
Hace pocos días en el lanzamiento del libro ¿Quién le tomaba fotos a Tolstoi? de la abogada y escritora Isabel Agatón, fue evidente ese trasegar que viven las escritoras en el proceso de creación y edición de su obra. Florence Thomas quien fue invitada especial nos seguía confirmando lo ya dicho y pensando por las amigas y cómplices integrantes del Telar de las Palabras; las mujeres que leen son peligrosas, las mujeres que escriben lo son aún más. Y con esta frase se continúa explorando, discutiendo, conversando y animando reflexiones que colocan sobre el tapete lo que significa ser una mujer escritora – ya sea poeta, guionista -cuentista, ensayista, investigadora, dramaturga- en un mundo patriarcal. La misoginia, el machismo, han hecho que muchas escritoras, ejerzan su oficio en silencio, como alguna vez lo hizo Elisa Mujica (1918 – 2003) gran escritora y novelista y que solo hasta hace pocos años salen a la luz sus maravillosas obras.
Podríamos detenernos en citar muchos ejemplos de escritoras ignoradas, poco reseñadas e invisibilizadas hasta el punto de no tener un lugar en la historia. Es asi como resulta de gran valor la iniciativa del Ministerio de Cultura con la creación de la Biblioteca de Escritoras Colombianas, que da cuenta de dieciocho obras, dieciocho escritoras reeditadas y reimpresas, reconocidas y visibilizadas.
Pero es solo el comienzo, quedan aún muchas mujeres que han abierto el camino y dado voz y palabra a la escritura y que es preciso hacer nacer y aparecer en las conversaciones privadas y publicas. Están las que ocultaron su identidad de mujer para lograr ser leídas, las que escribieron con seudónimos masculinos, las que pusieron su palabra en el anonimato por miedo o temor a ser discriminadas, las que utilizaron el género epistolar por consejo de un asesor espiritual, en este caso un sacerdote; es decir el reto sigue presente y al orden del dia indagar lo que muchas mujeres hicieron para escribir y expresar sentimientos y situaciones que inquietaban su existencia.
Hablar entonces de la literatura de las mujeres, de las mujeres en la literatura, de si cuando las mujeres escriben lo hacen desde una mirada feminista o son feministas, nos invita siempre a buscarlas, a desempolvar los anaqueles de la historia, para analizar los contenidos de sus producciones y hacer ver y oir los mundos y horizontes que habitaron. Escribir sobre lo cotidiano, narrar la vida tal cual se da, contar el detalle, describir las emociones, adentrarse en los sueños de las otras, mirar la vida de las otras, pero también de los otros, son algunos de los hilos que se tejen en estos universos creativos.
Quizas cuando exploremos la vida y la obra de las escritoras, podamos entender que el feminismo ha estado inscrito en la piel y en el pensamiento de todas aquellas mujeres se atrevieron a sostener la pluma en la mano, buscando un lugar de expresión de su propia subjetividad.
Vale entonces reconocerlas y nombrarlas: Emilia Ayarza (1919 – 1966), Albalucía Ángel (1939), Sofía Ospina de Navarro (1892 – 1974), Meira del Mar (1922 – 2009), Maruja Vieira (1922), Dora Castellanos (1924 – 2023), Flor Romero (1933 – 2018), Fanny Buitrago (1943), Helena Araújo (1934 – 2015), Marvel Moreno (1939 – 1995), María Mercedes Carranza (1945 – 2003). Estas son apenas algunas escritoras colombianas, que nos invitan a seguir pronunciando sus nombres y dando a conocer las historias que estan a la base de sus escrituras; por esto en las próximas publicaciones de nuestro blog, estaremos mencionándolas.
María Isabel Martínez Garzón
María Lucía Rapacci Gómez