Eisejuaz de Sara Gallardo ¿Hagiografía o Parodia?

Ulda Margoth Cuevas Aro
Editorial: Corregidor
Año de Edición: 2017
Páginas: 256

$50.000

En general, los estudios críticos de Eisejuaz (1971), la cuarta novela de la escritora argentina Sara Gallardo, la enmarcan en el género hagiográfico y destacan la brillante construcción del recorrido vital de un santo wichí. Las razones de esta lectura son múltiples, diversas y se atienen a la letra del texto: el cronotopo del camino, dones proféticos del personaje, su poder de sanación, la presencia de un guía espiritual, la aparición de mensajeros, el encuentro con la Divinidad. Sin embargo, a poco que se fuerce la mirada, ese horizonte de expectativas se tiñe de sospechas ante la aparición de fisuras, voces encontradas, quiebres, silencios que erigen un mundo polifónico en el que el grotesco y la inversión paródica, como principios constructivos dominantes, dan sustento al planteo de que la hagiografía, en realidad, se instala como objeto de representación y no como un género pleno. Asimismo, Gallardo no se conforma con tensionar el sentido literal del discurso sacro, subvirtiendo su ortodoxia, ni el discurso político sociológico, quitándole apoyatura: el aborigen pobre aspirante a santo no se constituye como un antisanto, ni tampoco como un contrasanto que habilite la santidad en la marginalidad. Se lanza a lo profundo y pone en la mira los fundamentos que configuran las matrices de percepción del mundo. Allí opera para darle forma unitaria a la pluralidad, poniendo en sucesión lo que estamos acostumbrados a percibir separado, e introduce una lógica diferente, descentradora de la racionalidad dialéctica. Con ello, habilita interacciones cognitivas nuevas, explicitadas en el brillante sintagma Eisejuaz, Lisandro Vega, Éste También, que esquivan las polarizaciones que impone la percepción dual de las cosas y dislocan el principio mismo del tercero excluido.

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